Suave, constante o fuerte, así son los ritmos que procura un corazón sano, como una melodía que va en resonancia con nuestras emociones. Sin embargo, el sonido que hace un corazón errático o roto parece oírse más ralentizado e irregular. Este último no se trata solo de un corazón aquejado a causa de un desamor o un sinsabor, sino de uno que se ha encontrado en la incapacidad de bombear sangre de manera eficiente, provocando daños y fallas en el funcionamiento de varios órganos del cuerpo a causa de la acumulación de sangre.
Se trata de la insuficiencia cardíaca, una enfermedad que afecta a alrededor de 64 millones de personas en el mundo y que representa el 2% de las hospitalizaciones en el occidente (1).
Entonces, eso nos lleva a preguntarnos: ¿qué es aquello que hace que nuestro corazón se vuelva insuficiente? Pues bien, hay cinco rompecorazones que provocan o contribuyen a la irregularidad de sus latidos: el colesterol elevado, la presión arterial alta, el tabaquismo, la diabetes mellitus y la obesidad.
Así como hay personas nocivas, también hay factores tóxicos que destruyen de forma silenciosa y por completo nuestro corazón. Uno de ellos es el colesterol LDL, comúnmente conocido como el “colesterol malo”, el cual se acumula en las arterias y forma placas que restringen el flujo sanguíneo.
Esto dificulta que el corazón reciba la cantidad de sangre y oxígeno que necesita para funcionar correctamente, lo que aumenta la probabilidad de infartos, anginas de pecho o ictus (interrupción de la circulación de sangre que llega al cerebro).
El mantener unos niveles aceptables o estables de colesterol es importante, sobre todo en Colombia donde cerca del 48% de la población posee niveles de colesterol total>200mg/dll, una cifra asociada al 30% de las muertes por causas cardiovasculares en el país (2).
En ese sentido, entre más bajos mantengas tu índice de colesterol ¡mejor! Y sí, una alimentación balanceada es la clave.
Otro rompe corazón es la presión arterial alta o hipertensión. Debido a que una presión arterial crónicamente elevada, se traduce a que el corazón tenga que trabajar más duro para bombear la sangre al cuerpo. Ese trabajo extra puede debilitar los músculos cardíacos con el tiempo, dañar las arterias y aumentar el riesgo de aterosclerosis, lo que puede reducir el flujo sanguíneo al corazón y provocar insuficiencia cardíaca.
Esta es una condición casi que silenciosa, puesto que, si bien las cifras muestran que 4 de cada 10 padece de esta condición, el 60% de ellos lo desconoce (3). Los cambios en el estilo de vida, como la alimentación saludable, el ejercicio y, sobre todo, el acompañamiento médico pueden ser de gran ayuda para evitar que tu corazón se rompa.
El amor mal direccionado o gestionado podría considerarse un hábito peligroso, sin embargo, para el corazón hay algo más peligroso que un mal amor: el tabaquismo.
Por muy trillado que suene, el consumo constante de tabaco causa una repercusión alta en la salud; en este caso, afecta negativamente al sistema cardiovascular. Esto se debe a que los productos químicos presentes en el tabaco dañan las arterias y aumentan la formación de placas de colesterol en las mismas.
Adicionalmente, como si no fuera suficiente, el monóxido de carbono en el humo del tabaco reduce la cantidad de oxígeno que la sangre puede transportar, lo que pone una mayor carga en el corazón. Para poner su impacto en números, una persona que ha fumado durante mucho tiempo, muy seguramente, ha perdido en promedio 10 años de vida en comparación con los no fumadores. Eso sumado a que el riesgo cardiovascular en personas fumadores mayores a 50 años es cinco veces mayor, lo convierte en una adicción fatal para la estabilidad de tu latido (4).
La diabetes mellitus o diabetes tipo 2, especialmente cuando no se controla, es un factor de riesgo importante para el corazón y la vida. En Colombia esta afección representa la primera causa de muerte y la segunda causa de discapacidad.
Ahora bien, la diabetes se traduce en un riesgo para padecer enfermedades cardíacas, dado que los niveles elevados de azúcar en sangre pueden dañar los vasos sanguíneos y los nervios que controlan el corazón.
La obesidad es una epidemia global. En el caso específico de Colombia, el 53.4% de los adultos sufre de sobrepeso u obesidad, lo que está directamente relacionado con un mayor riesgo cardiovascular.
Dicen por ahí que todo en exceso es malo y tienen razón, porque tanto en el amor, como en la vida y el cuerpo se necesita de un balance.
En este caso, un superávit de grasa corporal, especialmente alrededor del abdomen, puede ejercer presión adicional sobre el corazón lo que hace que éste trabaje más duro y se debilite con el tiempo.
No olvides que la obesidad suele estar asociada con otros factores de riesgo, como la presión arterial alta, la diabetes y el colesterol elevado. Como quien dice, un todo en uno.
Ahora, si en el asunto del amor somos cuidadosos -unos más que otros- con lo que hacemos para no dañar el corazón, ¿por qué en los demás aspectos de la vida no?
Es hora de empezar a cuidarlo y procurar latidos sanos, esta es una breve lista de lo que puedes hacer para que no te rompan el corazón.
Por encima de todo, consulta con tu médico de forma continua, sobre todo si padeces de alguna de estas patologías. Recuerda que, aunque en la vida se presentan situaciones que están fuera de nuestro control, el cuidar de la fuerza y el ritmo con el que late el corazón si hace parte de nuestro campo de acción. Escucha tu corazón, la prevención es el mejor tratamiento.
Bibliografía
(1) Savarese G, Becher PM, Lund LH, Seferovic P, Rosano GMC, Coats AJS. Global burden of heart failure: a comprehensive and updated review of epidemiology. Cardiovasc Res. 2023 Jan 18;118(17):3272-3287. doi: 10.1093/cvr/cvac013. Erratum in: Cardiovasc Res. 2023 Jun 13;119(6):1453. PMID: 35150240.
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